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𝟎𝟐|    nice guys finish last



" . . .Y creo que el matrimonio no es lo mío, madre.
No  me interesa una   esposa perfecta,  ni  mucho
menos un título o su riqueza, ¿Es muy complicado
considerar que estoy bien    por mi cuenta?"
[   Sir Valentine Bane a su madre, luego de tres años
insistiéndole en el matrimonio  sin éxito  alguno.   ]

Ningún Barón que había conocido en su vida se asemejaba a Sir Bane.

La mayoría eran viejos y estúpidos. No pensaban más que en la violencia, la guerra o la comida, y no estaban interesados en la arquitectura en la absoluto. Regordetes, muchas veces alcohólicos, había rechazado a un par en sus extrañas propuestas de matrimonio al rehusarse a llevar una vida sumisa donde tuviera que callar al encontrar a su esposo borracho cada tarde — Tal vez por eso fue una impresión tan incorrecta la que tuvo del hombre antes de entablar más de una sola palabra con él, cuándo apareció en caballo como una pintura colgada en la sala de la mansión de su hermano. Ahí destruyó toda imagen mental que había tenido en su cabeza con algo mucho más agradable.

El hecho la mantuvo desconcertada el resto de la velada con Lady Bane y Lena hablando sin parar de los preparativos que se avecinaban, sin aportar demasiado a la conversación ni cuando comenzaron a hablar de los recientes sucesos de la familia Featherington y el casamiento de Pen con el Conde de Austria que había sorprendido a todo Londres. . . ¿Cómo era que él sabia quién era pero ella no tuviera idea?

Bastante impropio de ella mantener la boca cerrada.

"¿Cómo es que Duncan nunca menciona a su hermano?" Benedict Bridgerton alzó una ceja al escuchar a su hermana cuándo estuvieron más en privado, sin aguantar un solo segundo más las cosas que pensaba en su cabeza "¿Sabias que aparentemente vive en París?"

"¿Estamos hablando de Sir Valentine Bane?" preguntó medio incrédulo antes de mirarla "Supongo que lo extraña bastante, no lo sé. Nunca se lo he preguntado ahora que lo dices," — "Pero todos saben que tiene un hermano menor en París."

"¿Y cómo es que todo el mundo sabe quién es menos yo?" se quejo en voz alta, harta de que todos hablaran de él como si siempre hubiera estado ahí "¿No crees que es raro?"

"La verdadera pregunta hermana, es en qué mundo estas viviendo tú" se burló el mayor haciéndola rodar los ojos en blanco "Colin ha estado celoso de Sir Val básicamente toda su vida, es algo sorprendente que ahora se lleven tan bien."

"Entonces creo que una persona capaz de causar semejante dolor en mi hermano es digno de mi atención" pensó ayudándose a pasar el calor con el abanico que Daphne le había entregado antes de correr tras su hija Belinda "Al menos para darle mis felicitaciones."

"¿Qué es lo que hablan ustedes dos tan a escondidas?" preguntó Violet Bridgerton al instalarse a un lado de sus hijos "¿Han visto al pequeño Edmund?"

"Hablábamos de Sir-"

"Debe de estar con Genevive, mamá" lo interrumpió con un fuerte codazo que Benedict fingió no sentir "Anthony bajó a buscarlos hace un rato."

"¿¡Ha bajado sin nosotros?!"

Aquello fue suficiente como para que su madre corriera en búsqueda de su nieto y ella pudiera mirarlo de mala forma con toda la libertad del mundo — "¿De verdad quieres ilusionarla de esa manera?"

"¿Qué?" fingió no entenderla con una encantadora sonrisa "Nunca te había visto interesada por alguien desde que Pen se casó."

Entrecerró sus ojos con desdeño, y buscó una respuesta lo suficientemente inteligente como para decirle por unos segundos sin éxito alguno.

"Eso es mentira, hermano" negó inmediatamente al cruzarse de brazos media frustrada "Solo es curiosidad, nada de lo que debas preocuparte," — "Ni decirle a mamá."

En realidad, su hermano solo asintió para darle en el gusto, y ella misma lo supo al ser salvada por el resto de su familia cuando los demás se reunieron dispuestos a bajar a una cena extravagante. Por fin estaban listos para dar inicio a la serie de nuevas celebraciones que los Bane habían contemplado para el fin de semana antes de volver Clover Hill su hogar permanente, y esa noche en especial, la castaña estaba más emocionada que cualquiera de los Bridgerton de comer con los novios y su familia.

En realidad, no quizo darle muchas vueltas al asunto. Mientras Benedict la miraba de reojo entre todo el caos de sus sobrinos y el resto de su familia, ella se apuraba para hacerlos bajar a todos antes de que le diera dolor de cabeza y se detuviera a pensar que todo ese repentino interés en un caballero que no conocía era realmente impropio de ella.

La golpeo como un rayo de cualquier forma al bajar la escalera tras sus demás hermanos que ruidosamente conversaban poniéndose al día.

Al punto de pensar una excusa lo suficientemente creíble como para saltarse la cena y en vez de eso quedarse en la habitación enviándole una carta a Sir Phillip Crane diciéndole lo mucho que lamentaba la perdida de su esposa Marina Thompson hace tan poco.

¿El sandwich de la tarde le había caído mal? Poco creíble.
¿Estaba demasiado cansada por el viaje? Dudoso.

De pronto las ganas de bajar desaparecieron para ser reemplazadas con una oleada de extrañeza.

El casamiento de Penélope había alborotado su mundo al punto de actuar impulsivamente, y ahora que veía las cosas con un poco más de calma, se detenía a considerar que la que estaba ahí no era realmente ella entre vestidos costosos y joyas de la familia, si no una Eloise aterrorizada de pasar sola el resto de su vida mientras sus demás hermanos y su mejor amiga gozaban de una interminable felicidad que ella no entendía.

Y esa, en efecto, no era Eloise Bridgerton. Era una versión egoista de quien realmente era.

Tenía todo lo que necesitaba para una vida plena: Ocho hermanos que la amaban, su madre y sobrinos. Además de eso seguia ocupando un lugar prominente en la sociedad y todos amaban a los Bridgerton, siempre respetados e incluso temidos entre los demás — Eloise misma gozaba por su cuenta de una personalidad tan alegre y rebelde que todo el mundo quería tenerla como compañía solterona o no.

Se rehusaba a creer los comentarios que hacían a sus espaldas cuando creían que no estaba escuchando. Que era una niña tonta y mimada que era demasiado exigente, peor que ser estúpida.

¿Por qué le molestaba ahora?

Tal vez fue su realización la que la hizo retrocer silenciosamente hasta pedirle a uno de los criados que le comunicara a su madre que había tenido un imprevisto y que por eso no bajaría a cenar, quedándose sola en la parte de arriba de la casa pensando que les diría a sus demás hermanos cuando subieran a dormir.

A pesar de que Violet fuera a enojarse con su mala educación y fuera una sorpresa para el resto — Haria lo que hubiera hecho de haberse quedado en casa: Enviar cartas.





Algunas veces, Valentine Bane consideraba que se había vuelto un extraño para la familia.

Y sentado ahí en una larga mesa decorada entre velas y comida que se veía realmente apetitosa, se preguntó una vez más que estaba haciendo en Clover Hill fingiendo que había intentado mover un solo brazo para responder las cartas que se apilaban en su escritorio y a penas se podía sentar a leer sin sofocarse, aún luego de estar justo en medio de Sylvie y su hermano mayor — No pudo aguantar dignamente esa urgencia de levantarse de la mesa cuando comenzaron a hablar de las memorias que compartían con los invitados desde que habían llegado a Londres y el había decidido perderse, como si una vez más hubiera sido una persona distinta a la que era su familia todos esos años.

"¿Estás bien?" le preguntó su amiga disimuladamente, y como no quería preocuparla en lo más pequeño, asintió sin darle mucha importancia a lo que realmente sentía.

"Completamente, sí."

"¿Se encuentra bien la Señorita Bridgerton?" preguntó su madre para salvarlo de la incomodidad que le causaba mentirle a Sylvie "¿No hay algo que podamos hacer por ella?"

"En lo absoluto," negó la viuda del vizconde "Solo estaba cansada del viaje."

"Entonces podría sugerir enviar a uno de los sirvientes con algo de comida," ofreció el Barón, ganándose la aprobación de su madre al decirlo "Sería una pena que se perdiera el banquete."

"Es usted muy amable, Sir Bane" agradeció Violet con una impecable sonrisa en tanto Duncan enviaba a uno de los sirvientes a la cocina "Los viajes en carruaje suelen ser algo agotadores."

"Sir Valentine debe de entenderlo, mamá" exclamó Daphne Basset "Es un largo camino desde París" — "¿No es así?"

"En efecto, bastante Duquesa" admitió antes de limpiar su boca servilleta de tela sobre sus piernas "La verdad, es que no me gustan los viajes en carruaje, lo cual es triste pues me gustaría ver el mundo entero."

"¿Y qué tal los botes?" se preguntó Hyacinth con curiosidad "¿Le gusta el mar, Sir Bane?"

"Algo, le sorprendería saber que en realidad soy bastante malo a la hora de viajar en barco también" bromeó haciendo a los presentes reír "Me parece bastante solitario pasar horas, días o meses en un solo lugar. Al parecer, me aburro con bastante facilidad y solo lo hago de ser necesario."

"Tal vez no ha encontrado a la persona correcta para compartir un viaje, milord" sugirió Daphne "Antes me parecían aburridos igualmente, sin embargo he aprendido a disfrutarlos con la compañía perfecta."

"Val siempre está en busca de una esposa," añadió su madre logrando que se atorara con el vino "Tal vez durante el fin de semana conozca a una Señorita digna de su atención."

No lo estaba, en realidad.

No buscaba una esposa ni matrimonio pues siempre había estado mediocremente bien para su gusto, pero eso no evito que sus mejillas se tornaran rojas en tanto abría los ojos alarmado del comentario que mas odiaba escuchar y siempre se encargaba de desmentir.

"Gracias madre, pero ahora mas que nunca no veo la necesidad de casarme" dijo sin querer dar falsas esperanzas a sus invitados "Dune ya cubrió esa parte de la familia, es una deuda que jamás podré pagarle."

"¿Y cómo es París?" cambió de tema Violet al notar su clara incomodidad, lo último que hubiera querido es un grupo de señoritas pendiente de cada movimiento que hacia esperando causar alguna impresión en él. "Escuché que está trabajando en la nueva sección de Versalles junto al Rey."

"Ah, sí. Su excelencia me ha pedido convertir parte del palacio en un museo, y me he estado encargando de eso durante estos meses," le contó  "Yo creo que le encantaría París, Lady Bridgerton. El clima y la gente son la mezcla perfecta de una primavera sin estornudos."

"¿Un museo?" se preguntó Benedict "¿El Rey colecciona arte?"

"Bastante," asintió mirando al mayor "En realidad le encantan los retratos."

"Tiene que invitarnos a Paris, Sir Valentine" la emoción de Hyacinth al decirlo hizo reír al menor de los Bane en tanto Violet la reprendía ante su imprudencia "Así podría mostrarnos su trabajo."

"Sería todo un honor, Señorita Bridgerton" — "Mi hogar siempre está abierto para la familia Bridgerton."

"Y para los Bane también, supongo."

"Especialmente para los Bane, madre" respondió mirándola sin entender su repentino comportamiento "Ahora que la Señorita Darling pasará a ser oficialmente de la familia es mi deber informarle que tiene lazos en París con los que puede contar."

"Tal vez podríamos visitarlo junto a los Bridgerton," sugirió la rubia de la mano de su futuro esposo queriendo relajar el ambiente "Duncan siempre habla muy bien de su trabajo, Sir Bane."

"Solo Val, por favor" pidió con esa sonrisa que todo el mundo siempre elogiaba "Básicamente ya somos familia, Señorita Darling."

La ruidosa risa de su hermano fue suficiente como para que el resto riera con él y se olvidaran de cualquier problema, alzando su copa de champaña en un brindis que todos celebraron alegremente dedicado a la futura pareja que se casaría a la mañana a primera hora antes de que comenzaran a llegar los invitados. Y Valentine, en realidad agradeció de la tan refrescante personalidad de su hermano como para volver a relajarse sobre su asiento sin tener que responder más preguntas incómodas.

"¿Desde cuándo te volviste un galán?" preguntó Sylvie en voz baja mientras su madre hablaba como por décima vez de la historia de como se habían conocido los dos enamorados "¿Mi hogar siempre esta abierto para la familia Bridgerton? Todo un partido para las damas de Londres."

"¿Supongo que eso fue un halago?"

"Si bueno, si no tienes cuidado te comerán vivo cuando empiecen a llegar" sentenció su amiga en tanto lo miraba de reojo "Las muchachas de esta cuidad están desesperadas por el matrimonio, te lo digo en serio."

"No deberias mirarme a mi, mi madre es la peligrosa" se encogio de hombros al pensarlo "No perderá un momento en decirle a todo el mundo que estoy buscando esposa sin que lo haya dicho" — "Ambos sabemos como puede llegar a ser."

"Tal vez deberías decirle que ya estás cortejando a alguien más," sugirió la castaña en tanto el Barón miraba a los demás invitados sobre la mesa "Así no te dirían nada."

"¿Y arriesgarme de inventar a una señorita ficticia que después querrán conocer?" negó de manera casi inmediata al imaginar la reacción de su madre "No gracias, creo que puedo soportar a unas cuantas muchachas queriendo impresionarme, Syl, podría ser incluso divertido de observar si lo piensas, pero no a Mathilda y un nuevo enojo. Ya es más que suficiente con el de ahora."

"¿Seguro?" Preguntó en tanto el rubio ponía los ojos en blanco "No puedo fingir ser tu esposa para este evento."

"Aguafiestas," en realidad, Sylvie se había convertido en una especie de carta que guardaba bajo la manga cuando nada servía para alejar a una dama, más con la reputación que sostuvo hace no mucho tiempo conocida en toda Europa "Ya se que ahora estás realmente casada." — "No es que suela olvidarlo, me creas o no, no tengo muchas ganas de un duelo a muerte con tu esposo."

"Genevive debe tener alguna amiga-"

"¿Tu crees que noten si desaparezco?" cambió de tema abruptamente al notar que no cedería a sus pensamientos, ganándose un codazo disimulado de su parte "Ouch. Es que tengo algo de sueño, planeaba irme antes."

"Yo lo notaría."

"Y esa es la idea, mi querida amiga" avisó con una sonrisa inocente que la castaña ya conocía hace mucho "Así puedes cubrirme mientras me voy."

"Incorregible" negó Sylvie "En realidad eres incorregible Valentine Bane."

"Eres la mejor."


Y ahí estaba. Levantándose de la mesa lo más discretamente posible bajo la risa de las criadas que lo veían hacer maravillas para no atraer la atención de su madre en el peor momento de la noche, haciéndole señas a Duncan creyendo que entendía su serie de mímicas que muy claramente actuaba antes de desaparecer por el pasillo y caminar rápidamente hacia afuera solo para sentir el aire helado en su rostro y fumar un cigarrillo bajo la paz que traía consigo la oscuridad.

¿Cómo podían culparlo? Claro que estaba abrumado.

Le sudaban las manos como jamás en su vida había sudado, y el nudo de su camisa blanca en el cuello lo ahogaba al punto de tener que aflojarlo para volver a respirar luego de que se le hubiera olvidado en la mesa.

Odiaba volver a casa.

Odiaba volver a casa.

Odiaba volver a casa.

Su rostro se heló al salir afuera, el agradable frío que congeló la punta de su nariz mientras sacaba un cigarrillo del bolsillo en su chaqueta negra y se lo llevaba a la boca soltando un sonoro suspiro — No estaba preparado para las preguntas personales, para el repentino interés en su vida o señoritas desesperadas por el matrimonio, mucho menos para ser el Sir Bane que todo el mundo esperaba ver con tantas ansias, el arquitecto del Rey.

Las ganas de vomitar lo hicieron comenzar a moverse lejos de Clover Hill para buscar refugio en los enormes jardines que tanto presumía su tía Helena desde la primera vez que estuvo ahí, deseoso de dejar atrás las luces de la casa y el ruido de los platos para escapar al mismo lugar al que iba desde bastante pequeño cuando apenas se habían mudado de Nueva Orleans.

Volver a ver a su madre y a su hermano mayor era cómo reabrir una herida en su pecho que nunca había sanado. La misma que no iba a sanar nunca luego de haber asesinado a su padre y haber escapado del país a tan corta edad junto a su familia, luego de cambiar tan abruptamente la vida de todos por haber actuado desde la ira y no el razonamiento, por todos sus errores.

Era justo decir que la angustia hacia que el corazón le fuera difícil de llevar en su pecho, cada vez más pesado. El enojo de su madre le daba un nuevo dolor de cabeza que comenzaba desde la nuca y se extendía por toda su cabeza, y ya estaba preocupándose por los supuestos conocidos que venían desde lejos para mezclarse con toda una nueva sociedad en la que el mismo no terminaba de adaptarse.

Necesitaba sentarse un rato en medio de la nada acompañado de la tenue luz del único faro cerca, apreciar el silencio de la noche luego de tanto ruido, y lo hubiera hecho de no sentir el conocido aroma a cigarrillo que le hizo arrugar la nariz al sentirlo inundando sus fosas nasales, mas cuando el cigarrillo apagado seguía entre sus labios.

"Señorita Bridgerton," exclamó casi exaltado al notar que su preciada banca para pensar había sido ocupada por nada menos que por la segunda hija mayor de la familia lanzando su cigarrillo al pasto como si no hubiera estado haciendo lo mismo que el planeaba, dispersando el humo que se concentraba a su alrededor "Lo siento mucho, no sabía que estaría aquí."

¿Qué hacia una Bridgerton escabulléndose de un evento social para fumar un cigarrillo y fingir cansancio del viaje? No tenía idea, pero se dispuso a dar marcha atrás para buscar un nuevo lugar antes de apartar todos esos pensamientos en forma de nube negra que solía seguirlo a todos lados.

"Sir Bane," lo detuvo ella en seco casi con la misma incredulidad que la suya "Por favor no se disculpe, creo que soy yo la que esta en donde no debería." Ambos parecieron incómodos en el momento, "Quédese, yo iba a entrar de todas formas."

"No se preocupe, estaba recién comenzando," contradijo rápidamente intentando ser cortes "No podría permitir que una invitada no pasara un excelente momento en Clover Hill, Señorita Bridgerton. Eso incluye terminar su cigarrillo en esa banca."

"Al parecer me ha descubierto," sus mejillas se encendieron al notar que había visto su mal intento de disimulo "Pero no es necesario, Señor Bane."

"No va a ceder nunca," — "¿No es así?"

Eloise sonrió satisfecha antes de negar con la cabeza.

"Entonces supongo que tendrá que aceptar mi compañía, pues yo tampoco daré mi brazo a torcer" sugirió Val en una confianza que no supo de donde salió "¿Gusta de un cigarrillo nuevo o tomará el que lanzó al suelo?"

"El del suelo" respondió inmediatamente para tomarlo de entre el pasto, aun medio encendido para cuando se lo llevó a los labios "Funciona bastante bien."

"¿No debería de estar descansando?"

"¿Y usted no debería de estar en la cena?" preguntó haciéndolo fruncir el ceño.

"Si me lo permite decir, al parecer, a ninguno de los dos les gustaría estar ahí ahora mismo" Extrañado, no pudo evitar morder el interior de su mejilla medio culpable de dejar escapar la verdad que hizo a la dama sonreír — No había imaginado encontrarse con ella ahí exactamente, disfrutando tan de la nada de ese intercambio de palabras en medio de la incomodidad "No se preocupe, guardaré su secreto si usted guarda el mío."

"Entonces tenemos un trato, milord" aceptó antes de ofrecerle su cigarrillo ya encendido para que pudiera encender el que llevaba en la mano.

Usualmente, Valentine disfrutaba de la compañía de las damas. En su mayoría eran bastante mas agradables que sus demás pares cuándo no esperaban casarse — Sylvie era su amiga desde hace años incluso. Tal vez por eso no dijo palabra alguna al acercarse más a la luz que emitía el pequeño farol iluminando el vestido azulado de la señorita Bridgerton, aceptando su cigarrillo para encender el suyo pacientemente.

"Gracias."

"Disculpe la intromisión," se excusó Eloise antes de volver a hablar al mismo tiempo en que le devolvía su cigarrillo y mantenía una distancia prudente de donde estaba "¿Pero ya nos conocemos de antes? Siento que no he hablado con usted hasta ahora."

"Y es porque no lo ha hecho" explicó el Barón medio avergonzado "La conozco por lo que sus hermanos me han dicho, creo que nos vimos en la boda de Sylvie, pero jamás hemos tenido el placer de hablar."

Ese «creo» era una absoluta mentira, pues estaba bastante seguro de haberla visto a lo lejos, incluso de haber sido lo suficientemente cobarde como para no acercarse a saludarla como los demás invitados lo hacían al pasar por su lado solo por la verguenza que le daba conocer a una mujer como ella. ¿Cómo no iba a saber si la había visto antes? Le apenaba decir en voz alta cuánto tiempo estuvo estrujándose el cerebro para pensar que decirle sin quedar como un verdadero idiota hasta que el momento se le escapó de las manos.

"Lo sabía," murmuró Eloise para sí "Sabía que no habíamos hablado antes."

Había decidido pasar la mayoría de las temporadas sociales en otros países luego de odiar tener que preocuparse por sus modales y las damas esperando casarse con él. Amigos de la universidad lo invitaban por temporadas completas solo para evitarse la incomodidad de pasar por cortejos que no quería, y por lo mismo, a veces era una sorpresa para algunos saber que Dune tenía un hermano de tan bajo perfil haciéndose de las suyas lo más lejos de Londres que podía: Valentine solo quería pasar desapercibido.

"Discúlpeme si es que la he confundido, solo me gusta saber sobre la gente que me parece interesante," explicó como si fuera lo más normal del mundo, llenando el aire con el humo blanco de su cigarrillo "¿Acaso tenía la duda de conocerme, Señorita Bridgerton?"

"Bueno, la verdad es que no tenía idea que Duncan tenía un hermano, no suele mencionarlo mucho" dijo ella sinceramente antes de que comenzara a reír — "¿Qué es tan divertido?"

"Supongo que mi hermano se tomó muy en serio mi petición de evitar hablar sobre mí" mencionó al recordar la conversación que había tenido a los diecisiete, convencido que jamás dejarían de buscar al responsable de la muerte de su padre a cada lugar donde se mudaran "Es algo de lo que hablamos cuándo éramos jóvenes. No me gusta que la gente arme opiniones en base a suposiciones, Londres es experto en eso."

"Ni que lo diga."

"De cualquier manera, y por más extraña sea la circunstancia" inclinó levemente la cabeza hacia delante solo para enorgullecer a su tía Helena con los modales que tanto había insistido que siguiera "Es un gusto conocerla por fin Señorita Bridgerton. Sir Valentine Bane a su servicio."

"Mucho gusto, Sir Bane" tal vez fue justo ahí cuando su pecho dio una especie de vuelco que no había sentido jamás, cuando Eloise inclinó su cabeza hacia delante y el reflejo de su tiara combinó con la tenue iluminación del farol junto a la luna y entendió claramente el porque no había querido hablar con ella a pesar de haber sabido quién exactamente era, como si su subconsciente no hubiera estado preparado para ese momento en especial, ni siquiera en ese mismo instante "¿Está disfrutando su vuelta a Londres?"

Le tardó más tiempo de lo que le hubiera gustado responder su pregunta, saboreando el momento que lo apartó momentáneamente de esa pila de tristeza a la que estaba tan acostumbrado y lo llevo a un estado completamente distinto.

"Bastante," estaba acostumbrado a mentir a pesar de que eso le dejara un sabor ácido en la boca. "Le sorprendería saber cuántos años llevo sin venir a este lugar."

"¿No le gusta?"

"No es eso" murmuró como si hubiera querido que solo ella lo escuchara, medio avergonzado de decírselo "Es que no me gusta viajar en carruaje."

"¿Es un viaje tedioso desde París?" preguntó "Nunca he estado ahí, no viajo mucho fuera de Londres. Ser una dama tiene sus limitaciones de escolta, lamentablemente."

"Para no conocernos Señorita Bridgerton, veo que también ha hecho sus investigaciones" Su curiosidad pareció desconcertarlo un poco de la mejor manera, encantando con su persona luego de las pocas palabras que habían intercambiado: ¿Es que acaso el día no dejaría de golpearlo en el estómago? — "El problema es el viaje, no conocer nuevos lugares. Es una lástima que no pueda recorrer el mundo como quiera, es tedioso ir a París, pero apuesto que le gustaría."

"¿Apostaría por ello?" Val no pudo evitar reír mientras fumaba de su cigarrillo "Entonces creo que acaba de sellar su futuro. Porque en mi familia, eso significa que me mostrará todo París apenas ponga un pie en la ciudad."

"Es un trato, Señorita Bridgerton" afirmó "Me temo que me tendrá expectante de su llegada."

Tal vez el cigarrillo estaba dándole dolor de cabeza, eso o su madre había causado estragos de su llegada junto a Sylvie y su preocupación por las damas de Londres que supuestamente iban a comerlo vivo, tanto que ahora estaba a menos de un metro de la persona más hermosa que había conocido en su vida y estaba pensando en todas esas cosas que antes no había pensado.

¿Era su culpa? Eloise Bridgerton se había puesto un bonito vestido y lo miraba con una sonrisa en los labios, y lo único coherente que podía unir en su cabeza en ese instante era en lo mucho que lo hubiera gustado perderse en los ojos azules de su nueva conocida, en las flores de su cabello que lo hacían querer tomar asiento a su lado y la tela azul de su vestido.

Estaba tan absorto en sus pensamientos que no pudo escuchar el ruido a sus espaldas, fumando en silencio mientras ella inmediatamente notaba lo inevitable, apagando su cigarrillo en el pasto antes de levantarse como si derrepente hubiera olvidado algo.

"Creo que ya debería irme" le dijo mirando hacia todos lados. Varios de sus hermanos se terminaban casando por eventos desafortunados, y ella, por su cuenta, no quería casarse por que alguien los había visto fumando un cigarrillo "No deberíamos estar solos."

El Barón no pudo evitar reír ante su comentario, sin olvidar las tan respetables actitudes de un caballero que todos se esperaban y no lo ayudaron a evitar las palabras que desembocaron en su boca como una especie de revelación antes de que se fuera.

"Es una lástima Señorita Bridgerton, estaba disfrutando de su compañía más de lo esperado" las mejillas de Eloise se encendieron al escucharlo, sin moverse un solo centímetro de donde estaba "Por favor, tenga una buena noche. Nos vemos mañana."

Pareció media descolocada al escucharlo, asintiendo en tanto agarraba los bordes de su vestido lista para escapar — "Tenga una buenas noche también, Sir Bane."

En medio del tormento en su cabeza, entre todos los demonios que habitaban en su persona, el arquitecto observó a Eloise Bridgerton desaparecer entre los árboles de Clover Hill con el corazón en el pecho, convencido que los caballeros siempre terminaban al final.

No sabía porque, pero sentía, en el fondo de su pecho que estaba metiéndose en muchos problemas.














He estado super llena de trabajos de la u que me han hecho la vida imposible mas cuando tengo muchas ganas de escribir, pero espero que realmente disfruten de este capitulo por que por señores, por fin se conocieroN aAAAAA

En verdad nada Valoise viene con todo en los proximos capitulos asi que preparen el ship por que lo unico que define es un infinito aAAAAAAAAAAAAAA

De igual manera queria agradecer el apoyo y el amor que me han dado en esta historia, disfruto infinitamente escribir sobre esto especialmente luego de andar estresada toda la semana, me alegra que a ustedes tambien les guste <3

Also — quería avisar que mi amiga y confidente la marti subio su historia de Colin hace bastante! Pueden encontrar mas sobre Sylvie y toda su historia en su perfil<3

No se olviden de votar y comentar! Los veo fantasmas:/

otro maravilla mas por leila, tkm<3

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